martes, 21 de septiembre de 2010

…te diriges, como es habitual, a tu puesto. La rutina de cada mañana: conectas el suero fisiológico a la vía de tu brazo derecho, programas la silla para que te masajee cada hora, según la normativa de prevención de problemas circulatorios, te pones el casco de realidad virtual para comenzar con tus tareas, etc. Te acuerdas de pronto de que has olvidado conectar varios cables. Así que te vuelves a quitar el casco (aunque está prohibido), y te conectas a la medición de pulsaciones del corazón, a la medición de niveles de cortisol en sangre, y todos esos medidores que exige la legislación en materia de vigilancia de la salud. Además, enciendes el dispositivo que detecta tu chip cerebral para intercambio de información con la Computadora Central. Y también habías olvidado la sonda, ¡qué despiste! Te conectas a la sonda, y por fin vuelves a colocarte el casco. Se inicia el software que utilizas, que envía señales electromagnéticas a tu cerebro e intercambia información con tu actividad cerebral. Listo para un nuevo día en la oficina. Ya sabes, la rutina de siempre.