jueves, 21 de octubre de 2010

…adviertes que han instalado cámaras de seguridad. Además, notas que hace bastante frío, así que decides quedarte el abrigo puesto. La silla te parece más incómoda. El ordenador tarda mucho en acceder a las carpetas de la red. El correo no se actualiza. Cuando vas a preguntar a tu compañero/a de al lado si le ocurre lo mismo, ves que no está. Al preguntar por esta persona, te dicen que está de baja por un virus. El caso es que hace bastante frío, y decides tomar un café para entrar en calor, pero al llegar a donde solía estar la máquina de café ves que hay un hueco, y un cartel: “se elimina la disponibilidad de la máquina expendedora de café para evitar pérdidas de tiempo”. Vuelves a tu sitio, donde alguien ha dejado una gruesa carpeta que reza: “Manual del nuevo trabajador”. Dentro, una carta para firmar en la que aceptas ceder los derechos de utilización de tu imagen, y detrás, toda una serie de normas que desconocías, entre ellas, un cambio de horario: ahora vas a estar menos tiempo en la oficina, pero no puedes levantarte de tu puesto sin pedir permiso. No se toma café, no se habla con los compañeros… se trabaja. Vuelves a intentar trabajar pero los accesos siguen funcionando mal. El frío es extremo, y se oyen toses de varios compañeros. Esto continúa así semana tras semana, mes tras mes, tus compañeros van cayendo enfermos de diversas dolencias, todas ellas provocadas supuestamente por distintos virus. Sin embargo, tú sigues sin enfermar, te abrigas cada vez más, traes infusiones en un termo, haces más ejercicio, duermes todo lo que puedes. Pasados 6 meses, al entrar en la oficina, encuentras una carta sobre tu mesa: “Gracias por participar en nuestro experimento de resistencia a condiciones adversas. Al ser la persona que más ha resistido, le hacemos entrega de este Rélox imitando oro y le ofrecemos la posibilidad de permanecer en su puesto si se somete a unas cuantas pruebas rutinarias”.